GUARRADA

guarrada. (De guarro1). 1. f. Porquería, suciedad, inmundicia. 2. f. Acción sucia e indecente. 3. f. coloq. Mala pasada. Real Academia Española

miércoles, 25 de abril de 2018

Dos basuras para Eurovisión 2018 -Artículo en Rambla LIbre

Ignacio Fernández Candela.
Y no son los intérpretes. Ayer escuché por primera vez la previsible y facilona intervención de los afamados Amaia y Alfredo-Alfred, los supravalorados intérpretes de “Tu canción” que parece surgida de una escasa exigencia de inspiración. La verdad es que repugna que tras la genérica virtud de la Música mayúscula, pueda considerarse como tal un bodrio de marketing que posibilita el encumbramiento de la mediocridad.
 Así pues, dos basuras van para Lisboa: una es la canción sin ingenio, acomodaticia y fácil, siendo la otra un sistema de promoción que nos va a descubrir, una vez más, después de las votaciones, que en el reino de los ciegos el tuerto de La Trinca es el rey-; un concurso, por otro lado desvalorizado, de Eurovisión cuyos ganadores anteriores distan mucho en originalidad y talento interpretativo de la pobre y magnificada intervención de estas criaturas, sin otro encantamiento que el artificioso de un programa de televisión a la altura inteligente de sus masivos espectadores.
Antes de escuchar “Tu canción”, con cierta esperanza de que tal fama de cantantes viniera refrendada por un virtuosismo real, había leído sobre el incongruente parasitismo de estos dos elementos desagradecidos que parecen concursantes de cualquier país menos de la España que indignamente van a representar. Toda una declaración de intenciones que el Alfredo-ed este regalara a la tal Amaia un libro titulado “España de mierda” para celebrar el día de San Jorge.
 Lo que colige el grado de estupidez o chulería repugnante protagonistas de esta aventura eurovisiva, o el grado de supina imbecilidad de admiradores sin seso de los que se nutren individuos tan poco agraciados moral, y físicamente todo hay que decirlo, como es José-Josep María Mainat.
El prognatismo de la tal Amaia me resulta muy incómodo cuando abre la boca para escenificar tan dulces gorgojeos de romanticismo poco creíble. Su voz es tan previsible como su interpretación edulcorada y machacona tanto estética como audiblemente. Lo de Alfredo-Alfred es de mal gusto con una sonrisa que parece que se le va a paralizar de tanto extremarla con falsedad con ese rictus de sensibilidad poco creíble. Son tan vulgares como su canción, sin otra verosimilitud que no sea la que aportan al verdadero carácter repulsivo de sus representaciones como concursantes por España, tan en línea con la hipocresía del Mainatde marras.
 La actuación es tan almibarada como increíble, pero tendrá que colar en este mundo donde hasta las hienas tienen derecho al apareamiento y las serpientes al cortejo.
 Dos basuras van de la mano de Amaia y Alfredo-Alfred: su canción y el tinglado montado para engrandecer lo que de por sí es una vulgar trapisonda que no colará en Eurovisión.
Dudo que el buen gusto de Europa vaya a transformarse por esta repetitiva muestra de vulgaridad musical. Observaremos el buen criterio de un jurado cuando escuchen esta escenificación de artificiosidad con el previsible paso, sin pena ni gloria, de estos triunfitos cuyas fronteras se quedarán, paradójicamente, en la España que demuestran aborrecer. La próxima vez que representen a Cataluña, el país de Nunca Jamás.

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