Análisis en clave liberal:
https://jesaal.wordpress.com/2016/01/13/quien-barre-la-casa-en-el-imparcial-se-hunde/
Por Jesús Salamanca Alonso
/ Debo confesar que siempre tuve a Luis María Anson como uno de los
maestros del periodismo –fue el primero de su promoción en la Escuela
Oficial de Periodismo de Madrid– al igual que aún tengo por ínclito
enseñante e indiscutible maestro de la comunicación al ya tristemente
desaparecido, D. Emilio Romero.
No pongo en
duda la valía periodística del señor Anson, porque sería propio de un
ignorante, cuando este humilde ‘juntaletras’ se considera un simple
aprendiz, a pesar de los años que ya peinan canas. Otra cuestión bien
distinta es la impresión que me causa actualmente su cargo. ¡Sí, sí, me
refiero a su cargo de presidente del diario digital “El Imparcial.es”! Y, claro, algo parecido me sucede con el actual director, Joaquín Vila.
He tenido
ocasión de seguir la elegante y caballerosa actitud de Ignacio Fernández
Candela con respecto a lo sucedido en el digital citado y me sorprende
que Anson siga mirando al tendido, callado, agazapado, ignorando lo que
sucede a su alrededor. Se puede ser todo un caballero en la actitud, en
el trato y en el desprendimiento propio de quien sabe lo que quiere,
como es el caso de mi ínclito amigo, Ignacio F. Candela, pero no todo el
mundo puede ser como Job. La paciencia tiene un límite y hasta el más
‘pintao’ se harta de las injusticias, del engaño, de la tergiversación
y, sobre todo, de la traición o del desprecio continuado.
Ya decía
Ignacio F. Candela en uno de sus escritos: “Decencia elemental, antes de
aspirar a honores. No se trata a nadie de modo tan rastrero, salvo que
la ruindad esté por encima de la básica prudencia y la elementalísima
honradez”. Lo primero de una persona educada y formada y ser humilde, de
trato elegante y consecuente.
Precisamente,
al hilo del párrafo anterior, tras leer algunos de los artículos de F.
Candela, me ha venido a la mente la forma de ser de un insigne histólogo
portillano –mis coterráneos saben que me estoy refiriendo al Dr. D. Pío
del Río Hortega—Precisamente por ser insigne era “sencillo, modesto,…de
firme voluntad y una constancia inquebrantable”. Miren por dónde
también Luis María Anson pensaba que era insigne, aunque en otra
disciplina, pero ahora veo que no va asociado lo de ser humilde y
elegante con lo de destacar en un campo del saber.
No me
sorprende lo más mínimo la decepción por la que ha pasado Fernández
Candela respecto a quien fuera muchos años director de “ABC” y después
de “La Razón”, ilustre comentarista en televisión y muchos otros medios.
Díganme si la siguiente reflexión no es para quitarse el sombrero. Doy
fe que lo es, pero una vez leída también invita a quitarse el mismo y
correr a gorrazos con él al destinatario de la reseñada reflexión. Vean
si no es así: “Si este mundo es tan hipócrita como para dignificar
sinvergüenzas disimulados, no creo en eso de los premios así los
entregue un príncipe o princesa de España. A la realidad me remito que
estos últimos cuatro años he conocido y tratado de tú a tú a la flor y
nata de España en todos los ámbitos, y todavía soporto las náuseas que
provocó la experiencia de advertir los bajos fondos sociales, los
verdaderos, en la cúspide de la estupidez”.
Tampoco estoy extrañado de que F. Candela califique de “guarrada” la faena que le han hecho en “El Imparcial.es”
Día tras día escribes en un diario y te hacen concebir esperanzas de
algo más y, de repente, compruebas que te toman el pelo, recibes un
trato inhumano, acompañado de una falta de ética brutal, te hacen
mobbing y hasta desprecian tu trabajo.
No me
hubiera dolido si me hubieran hecho una cosa semejante, pero me duele
que se lo hagan a Ignacio. Por mi parte, hubiera mandado a Anson y al
actual director a tomar vientos a la farola o allí donde nadie quiere
ir, pero la elegancia mostrada y demostrada por Ignacio, así como su
buen hacer y caballerosidad, no se merecen eso.
Si volara el retorcimiento de algunas personas, como el que tienen los mencionados personajes de “El Imparcial.es”, seguramente no nos daría el sol. En fin, una vez más me acuerdo de Romanones y su famoso: “¡Joder, qué tropa!”.
Jesús Salamanca Alonso
3 comentarios:
¡ La elegancia del corazón !
Honestidad, integridad, decencia, estas cualidades hacen GRANDES a las personas.
Ignacio, no estás solo en esto, en absoluto, somos muchos los que te apoyamos.
Muchas gracias, Paqui. Bien dices lo de la elegancia del corazón. D. Jesús es un Caballero; siento no poder decir de tantos en esta vida que actúan como rufianes. Y mira cuál es mi suerte que los atraigo allá donde vaya.
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