La pertinaz y absurda hipocresía de Anson-así me lo parece en esta situación surrealista que la maldad ajena me ha creado-no parece tener final. Disimula que es hombre justo y versado en la ecuanimidad del criterio. Todo es una pose falsaria que oculta el sectarismo por el que vive, la ambición sin escrúpulo a decir de muchos, sin importar la gravosa dimensión de la codicia que puede alcanzar. Aprovecharse del trabajo de los demás, no pagar, arremeter contra los derechos humanos elementales, ser un moroso y además con el comportamiento chulesco de un indiferente a la ética básica tanto corporativa como personal, dice mucho de este crítico sin credibilidad con una gran viga en el ojo.
¿Qué cojones le importa a un explotador, un aprovechado del trabajo de otros las cifras favorables del desempleo? Qué cinismo más recalcitrante. Hay que joderse con el señor.
Dice él que se sonrojarían los dirigentes sindicalistas si escucharan sus declaraciones en el 2012 acerca de las políticas desacertadas del Partido Popular en materia de paro. Venga ya, vaya con el académico.
Por supuesto que existe indigencia moral en los que se han aprovechado de los trabajadores para conseguir suculentas prebendas y lucros bajo una pésima acción sindical, en ocasiones intransigente por las exigencias contra los empresarios. Por supuesto que es así, pero Luis María Anson riza el rizo de la falsedad ejercitando otra de esas gansonadas propias de hombres ilustrados que con solemne gesto instruyen a la sociedad sin dar un mínimo ejemplo de ética y moralidad que refrende sus palabras. Son palabras ornamentales y huecas llegando de donde llegan.
Recordemos, una vez más, vocablos y acepciones a propósito de todo esto:
-Gansón: alude a quien siendo personaje influyente, prescinde de la ética en el ejemplo aun presumiéndola en sus comunicaciones habladas o escritas.
-Gansonada: toda comunicación academicista y solemne que se pronuncia sin la demostración de ética elemental que pueda avalar moralmente a su autor.
-Gansonada: toda comunicación academicista y solemne que se pronuncia sin la demostración de ética elemental que pueda avalar moralmente a su autor.
¿Una gansonada en esta ocasión arremetiendo contra las exigencias sindicalistas y omitiendo sus prácticas abusivas y aprovechadas en El Imparcial.es, parasitando del trabajo de los demás; en este caso, mi trabajo? Eso es propio de un gansón, sí.
Colijo, estudiando detenidamente los especímenes de este laboratorio de la falsía que es España, que la más profunda doblez no atiende a razones de conciencia y crea pretextos para convertir actitudes ordinarias, execrables y de muy bajo fondo personal en una realidad paralela de solemnidad inmerecida donde subyace el hipócrita, el mangante, el parásito y el extorsionador, convirtiendo lo honorable en la vil sombra de un espejismo donde nadie es lo que pretende aparentar ser de cara a la galería. Hablo de modo generalizado en una España coaccionada por malhechores con pintas de benefactores sociales.
Discrepo de la calidad humana de Anson que finge con la palabra y muestra tan poca humanidad con sus actos. La gansonada sobre el abuso del sindicalismo bien puede aplicársela como practicante de la explotación, mucho más detestable todavía que la que él critica.
Al menos Toxo y Méndez tenían la vergüenza de seguir las reglas jugando duro. En tanto el crítico tan lenguaraz que es Anson-como el eterno segundo Vila- ha obviado la ética y la moralidad para gastarme una guarrada que ni síndicos serían capaces de perpetrar de manera tan miserable y ruin. No hay sutileza en los abusadores que no guardan compostura acostumbrados a obrar de manera un tanto o bastante amoral.
La vergüenza, el sonrojo, el estupor por reconocerse en una acción tan barriobajera, debería ser de él; un académico que sigue impertérrito en sus trece de parecer prócer sin tacha... cuando todo él comienza a representar un borrón extenso; amplio y oscuro como décadas de manipulaciones en la sombra.
No cuela un Anson que critica los dislates morales cuando los multiplica en la intimidad de sus secretas tropelías que están ya emergiendo. Me temo que si ésa es es la esencia personal sin corrección, todo lo que escriba en adelante será una gansonada más, sin ejemplo que valga sobre la honestidad que conmigo ha extraviado de forma tan estrepitosa y poco decorosa. Lástima de hombre, qué vida tan mal empleada en atesorar vanidad y riqueza prescindiendo de otras siembras más importantes. La que le espera cuando rinda cuentas.
¿Y el otro? El otro se irá directamente al averno del que procede.
¿Y el otro? El otro se irá directamente al averno del que procede.
1 comentario:
¿De profesión hipócrita?¿ Y le pagan? ¿Y Sigue así cómo si nada?
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