Recordemos la definición de los vocablos sugeridos en pasadas entradas:
-Gansón: alude a quien siendo personaje influyente, prescinde de la ética en el ejemplo aun presumiéndola en sus comunicaciones habladas o escritas.
-Gansonada: toda comunicación academicista y solemne que se pronuncia sin la demostración de ética elemental que pueda avalar moralmente a su autor.
http://guarradaelimparcial.blogspot.com.es/2016/04/el-renombrado-luis-maria-ganson_25.html
Después de comprobar personalmente la gran falsedad que representa Luis María Anson como moralista e instructor de la sociedad española, pensé que no existía en nuestra rica lengua un término que describiera semejante hipocresía de tan rancio abolengo. Con estas definiciones se concreta el carácter de lo falaz que con exactitud describe la inmoralidad perpetrada por El Imparcial.es que Anson preside y el abusador sin escrúpulos Joaquín Vila dirige.
Aunque los vocablos gansón y gansonada son de reciente sugerencia, puede entenderse el discurso y la escritura de Anson como carentes de toda credibilidad, dado que las inmoralidades personales entierran cualquier intención aleccionadora sobre los procesos socio políticos que padece nuestro país.
La última gansonada consiste en la crítica del sindicalismo, mostrando una jeta inherente a quien no le dicta ninguna obligación la moral y sigue disimulando un espejismo de rectitud que no es acompañada por los hechos personales.
Escribe Anson:
"La política arriólica de todo vale y qué más da, no pasa nada, porque el
tiempo arregla todas las cosas es una monumental sandez. La volatilidad
educacional ha sido uno de los grandes errores cometidos por la
democracia española y ha contribuido a tensionar algunos de los males de
fondo que España está padeciendo".
¿Éste es el que critica la política del todo vale y que no haciendo nada se arreglen las cosas? Su silencio ante la guarrada deja en evidencia algo más que la necedad arriólica: la amoralidad ansoniana. Luego habla de la volatilidad educacional. Seguro que el aplicado Anson olvidó esa lección práctica del respeto al trabajo de los demás y lo repugnante que resulta aprovecharse del esfuerzo del prójimo. Suspenso en ética y formalidad. Eso es volatilidad, como las sandeces de una perorata multitemática sin sustento de honestidad. Anson no es nadie para juzgar lo que está bien o lo que está mal de los demás. Nadie siendo ejemplo tan desastroso de negligencia moral.
Siempre he sido crítico con la actividad perjudicial de algunos que han aprovechado la necesaria labor sindicalista para manipular y lucrarse:
http://www.reeditor.com/columna/10638/23/politica/nacional/la/sindicaradura
http://www.elimparcial.es/noticia/144812/opinion/
Siempre he sido crítico con la actividad perjudicial de algunos que han aprovechado la necesaria labor sindicalista para manipular y lucrarse:
http://www.reeditor.com/columna/10638/23/politica/nacional/la/sindicaradura
http://www.elimparcial.es/noticia/144812/opinion/
Pero la fabulación de estos eximios abusadores es del todo repugnante. Criticar a los sindicatos siendo un explotador laboral, es lo mismo que criticar a la Policía siendo un delincuente que no se ajusta a las obligaciones de la Ley.
Precisamente, los sindicatos se crearon para proteger a los trabajadores que facinerosos sin conciencia maltrataban con absoluto desprecio hacia los derechos elementales de los explotados. Justo las mismas características de abuso, violación de derechos, parasitismo y desprecio que han mostrado los responsables de El Imparcial.es y por extensión los de la Fundación Ortega-Marañón en pleno siglo XXI.
http://guarradaelimparcial.blogspot.com.es/2016/04/los-puercos-comportamientos-de-la.html
http://guarradaelimparcial.blogspot.com.es/2016/04/los-puercos-comportamientos-de-la.html
Los sindicatos siempre han mostrado agresividad en defensa de los derechos del trabajador. Normal si había gentuza a la que vigilar, controlar y hasta amedrentar; las codicias sin límite terminaban en un paredón. Odio engendra odio.
El sindicalismo es variopinto en la intención. Algunos han trabajado contra los abusos y otros han abusado fingiendo trabajar contra la explotación. Pero en España es obvio que con corporaciones vergonzosas como El Imparcial.es y la Fundación Ortega-Marañón no hay que bajar la guardia si no se han aprendido elementales lecciones de básica decencia y respeto a los derechos humanos.
Subsisten en el siglo XXI grandes hipócritas como grandes males no erradicados, así dieran en el pasado con los piquetas en la cabeza, hordas radicales de piquetes incontrolados. Ni por ésas. La Guerra Civil fue impulsada por el rencor ante la explotación y el desprecio contra la hipocresía, dando alas a asesinos y demagogos con ganas de aniquilar a quien no pensara como ellos. Entonces los demonios anduvieron sueltos y pagaron justos por pecadores. Con esos comportamientos chulescos de Vila y la hipócrita esencia de tan cultos sectarios, al día de hoy no parece que haya servido de mucho matarse los unos a los otros.
Hay que ser harto hipócrita para hablar de derechos, democracia, libertad, respeto y dignidad y no mostrar un ápice de conciencia social, acaso de decencia personal, permitiendo que se prolongue esta vergüenza inaudita orquestada por explotadores de baja estofa que disimulan una condición amoral recalcitrante, eso sí, tras la ridícula apariencia de la honestidad. Las obras dicen más a gritos que toda la verborrea de estos intelectuales sin premisas de ética que respetar.
Una gansonada propia de Anson es discursear como si fuera un prócer de la patria-¿acaso lo ha sido alguna vez o es un perjuicio encubierto?-cuyo ejemplo práctico es falaz. Ahí sigue, tan pancho, tan falso, tan parasitario de mi trabajo y absurdo en sus avaricias. Todo un gansón muy aparente y ejemplificador.
Que se deje de monsergas ilustradas-a estas alturas son muchos los que conocen su doblez-y afronte con honradez, ética, decencia y moralidad, el justo pago a mis columnas de las que todavía se lucra El Imparcial.es. La disculpa por la grandísima putada, inopinada, injustificada, sin precedentes como mi defensa a ultranza contra esta iniquidad, tampoco está de más.
Que se deje de monsergas ilustradas-a estas alturas son muchos los que conocen su doblez-y afronte con honradez, ética, decencia y moralidad, el justo pago a mis columnas de las que todavía se lucra El Imparcial.es. La disculpa por la grandísima putada, inopinada, injustificada, sin precedentes como mi defensa a ultranza contra esta iniquidad, tampoco está de más.
1 comentario:
Incoherencia absoluta es la que demuestra visto lo visto. No dejo de pensar que es bochornoso saber que es de dominio público el haber cometido una injusticia y al mismo tiempo defender lo que es justo. Aclárese.
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