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“Luis María Anson es el paradigma de formas muy pulcras, asociadas al cinismo, en un fondo putrefacto”
Enrique de Diego
Donde otros callan y se pliegan, Ignacio Fernández Candela, brillante escritor, prestigioso crítico literario de amplia sabiduría, artista de éxito, ha decidido seguir la senda de la dignidad y denunciar a dos personajes sin escrúpulos morales, Luis María Anson y su lacayo Joaquín Vila. Hablamos de un hecho muy grave, de un mobbing, de un delito, que probablemente la Justicia tendrá que depurar. Ignacio Fernández Candela, con la verdad por delante, en una entrevista que no tiene desperdicio, muestra que aún que queda dignidad en España, que aún hay caballeros españoles y que aún hay salvación en esta putrefacta selva de hipocresía, cinismo y mendacidad.
- Es un placer poder charlar con usted, Don Ignacio. Con La Guarrada de El Imparcial.es. Ética según Anson ha quitado usted la máscara a algunos personajes falsarios como Luis María Anson y Joaquín Vila. A través de su historia ha habido aspectos de mi vida que he podido asumir y clarificar. Lo que usted describe es muy grave, se llama mobbing.
Encantado, Don Enrique, es un placer charlar con usted y comprobar que todas las injusticias poseen rastros inherentes que, tarde o temprano, implican en responsabilidad a los causantes de perjuicios contra sus semejantes.
Me satisface corroborar que mi empeño por desenmascarar las apariencias de dignidad de Anson y Vila es legítimo e inequívoco, sabiendo que no soy el único damnificado y que usted también ha resultado dañado por los tejemanejes inmorales de gente con tacha… pero muy disimulada. La única semblanza distinguida que ha de existir por encima de todo reconocimiento es la de la decencia personal. Algo comprobable si existe ética y moral; de lo contrario nos encontramos ante un fraude.
El mobbing es un asesino silencioso causante de muchos suicidios y una práctica cobarde y desalmada que usted y yo hemos experimentado coincidiendo con la causa.
- El mobbing, en efecto, es el intento de destrucción profesional y civil de una persona y no tiene una motivación objetiva, pero sí me gustaría que contara los hitos del acoso profesional por parte de Joaquín Vila.
En principio todo fueron melosas amabilidades por parte de la responsable Carmen de la Vega, pero al cabo de unos meses advertí que mi columna era ubicada permanentemente en última posición. Al indicarlo se me dijo que si buscaba más prestigio siempre podría irme a escribir a otro periódico. Los desprecios se fueron multiplicando e incidían en mi trabajo y la interacción en las redes sociales borrándose, en dos ocasiones, miles de me gusta de Facebook o valoraciones de Twitter, sin disculpa ninguna. Se daba la circunstancia de que mis columnas, como siguen al día de hoy, estaban posicionadas en los primeros lugares de buscadores como Google y la interacción con redes sociales de artículos de Vila, Anson y la subdirectora, María Cano, eran insignificantes. De ahí los recelos callados pero tangibles en las acciones que tomaron contra mi labor.
Cuando había entregado cerca de noventa columnas, llegó la comunicación de una reestructuración que implicaba el envío de una cada quince días y la expectativa de mayores cambios que se transmitirían personalmente en su momento. Comprobé que la reestructuración solo me afectaba a mí y se rechazaron columnas puntuales que no servían para nada cuando me tocaba publicar por haber quedado desfasadas en temática. Así fueron minando la moral hasta que advertido de la intención infame me entrevisté con Luis María Anson, quien me comunicó que lamentaba lo sucedido y que contaba conmigo ya que a partir de Enero de 2016 estarían considerando la posibilidad de pagar colaboraciones.
Al poco, Joaquín Vila en un correo personal dijo que prescindía de mis aportaciones por la “escasísima” calidad de mis columnas y porque no me leía nadie.
Anson me escribió un correo lamentando la situación y pidiéndome que acatara la sucia intención de Vila.
Cualquier intelectual puede ratificar la calidad de mis textos, incluidos doce libros publicados, para refutar la vileza del director que no dudó en llamarme analfabeto. En Google está la permanente huella de mis columnas punteras. Al día de hoy buscando “pablo iglesias el imparcial.es”, verbigracia, se puede comprobar que mi artículo “El único Pablo Iglesias” continúa, desde el 2014, siendo lo más leído sobre Iglesias de todo lo publicado en el digital.
La realidad fue otra que cristalina y profusamente explico en La Guarrada de El Imparcial.es. Un título de blog cuidadosamente seleccionado para concitar la atención sobre esta aberrante actitud más que indecorosa de Anson y Vila.
- Joaquín Vila es un personaje muy frustrado, porque nunca ha hecho nada real, nada por sí mismo, siempre ha sido el tiralevitas de Anson. No sé si eso ha seguido así en El Imparcial.
Sus proyectos profesionales han sido un fracaso así como su condición personal que no es ignorada en el gremio que le respeta poco y mal, disimuladamente por la influencia ansoniana, sin cuya perenne presencia Vila sería un absoluto fracasado; además, en la frustración absoluta habría sido, más que imprevisible, un incontrolable trasegador de ruinas propias y ajenas.
- Usted, don Ignacio, decide resistir, se rebela.
No hay peor desprestigio que sus actos encubiertos. Todo pasa porque sean conocidos.
- Si me permite un inciso, Luis María Anson no es un periodista; es un manipulador dedicado al tráfico de influencias y a la corrupción, con su hermano Rafael, y propiamente un cortesano.
Favorecedor de gestiones es el hombre invisible que traspasa las paredes de los despachos sin dejar rastro de cadenas. Un fantasma silencioso presto a escudriñar los secretos más convulsos e influyentes y arrendarse las ganancias arengando con discursivas moralinas incapaz, por pura y necia vanidad, de predicar con el ejemplo.
Es un prohombre inflado, creado en la artificiosidad de los méritos y oculto tras las sombras de su verdad que no conviene que sea conocida. Una verdad tan poco digna como su indiferente inhumanidad desentendiéndose de injusticias como las provocadas contra usted, contra mí y contra tantos. Es un desfase moral muy premiado; paradigma del engaño español en que ha desembocado la actual degeneración de valores en espectros de la Transición con mucho cerebro y poca alma.
De su hermano Rafael nada puedo decir, aunque sí me han hablado del dúo. Un perfecto equipo de señores de los que puede sentirse muy orgullosa la madre, si es que en las metas personales de sus hijos se contemplaba llegar a la cima sin prestar mucha atención al modo de la escalada. Ejemplares, sin duda, no sé si para bien o para mal, pero ejemplares.
En cuanto a lo de cortesano dice bien. Mi padre fue Jefe de Gobierno de la Casa Real y conocedor de los personajes y estrategias que cada uno llevaba bajo el brazo cuando visitaban Zarzuela con un programa de favores y correspondencias que seguramente implicaban posteriores reconocimientos, dádivas y distinciones. Es extraño que el Príncipe de Asturias no tenga marquesado; quizá le faltó juventud y menos senilidad para no pasar a un segundo plano donde ni pincha ni corta, sosteniéndose a base de aprovecharse del trabajo ajeno y otras improvisaciones.
- He saltado a algunos puntos, pero siento curiosidad por saber cuándo empezó usted a tener relación con El Imparcial.
A los dos días recibí un correo de la responsable de colaboraciones pidiéndome una fotografía y una semblanza personal para incorporarme al periódico. Sin paga ni contrato, pero con la expectativa de cobrar en el futuro.
– El mobbing tiene algo de satánico –usted insinúa con sabia ironía que Joaquín Vila es un hijo de satanás- porque inocula un veneno que nunca sana, se vive con él.
Existe una ponzoña que no se diluye con el tiempo y que se acrecienta cuando un ser frustrado no toma medidas para mejorar en lo personal, degenerando en actitudes de vileza que dañan al prójimo de manera sistemática e irreflexiva.
El mal no comprende sino el objetivo de los daños que pretende. Es una corta mira de necedad provocada por el extravío de la condición humana, un acicate del que se alimenta quien está envenenado de sí mismo. Una malicia sin conciencia es un seguro daño contra los semejantes que acaba repercutiendo en quien la sustenta.
La ironía a veces es insuficiente para dejar constancia de una realidad maligna de la que hay que cuidarse y advertir sobre sus efectos. Pero no hay otro modo de expresar sutilmente lo que nos inspira asco.
- Joaquín Vila y Luis María Anson han gozado de un prestigio social inmerecido, con el que conviene acabar ya. Por dinero, Anson es muy capaz de vender a España y me consta que lo ha hecho.
La hipocresía ha sido y es la premisa de los que con aparente virtuosismo han maniobrado a espaldas de los españoles, manipulando con picaresca y falta de escrúpulos, aprovechando el juego sucio que ha brindado una España en transición y con aparente devenir democrático.
El prestigio de Anson, manteniendo a mamporreros a su lado, es una pose sin veracidad, un espejismo irreverente de la moralidad en este país nuestro del que se han lucrado tantos a cambio de exponernos a las incertidumbres ya pergeñadas por las codicias que durante años han circulado sin freno, de despacho en despacho, enrareciendo la vida social y política. El colmo es que constatando los perjuicios de esta pantomima sin ley encima haya que alabar a los causantes de los daños.
Luis María Anson sabrá lo que ha vendido o dejado de vender. En mi humilde y aberrante caso ha prostituido la ética profesional y la decencia personal. ¿Vender a España? Quizá el precio que pagamos sea el panorama que nos brindaron tan insignes prohombres de nuestro pasado y presente.
- Vila es simplemente un mediocre.
- Una de las razones que explica su comportamiento es su alcoholismo ya muy acusado en tiempos tempranos.
Correo que tengo como prueba de esa ineptitud personal-cuánto más la profesional siendo director de un periódico digital- en que me llamaba, nada sutilmente, hijo puta y me tildaba de analfabeto. Ciertamente que la ironía es humor para inteligentes. Un correo que debió escribir aporreando el teclado y sumergido en rábica saliva después de leer una elegante carta abierta que le dediqué.
No son pocos los episodios que me han narrado mencionando la afición; algo que me importa poco salvo si influye para comportarse con esa crueldad generalizada contra el prójimo.
- Me ha animado usted a contar mi historia. Hay, por ejemplo, están las relaciones de Joaquín Vila con Catalina Luca de Tena que tuvieron mucha importancia en la vida de Abc, hoy en franca decadencia, y que conozco de primera mano. Espero que cuando las publique le puedan interesar, Don Ignacio.
Otro periodista del ABC de entonces, llamado Gonzalo, me puso al corriente de la rocambolesca maniobra de control que propició ladinamente Anson respecto al periódico que dirigía. Joaquín Vila es el comodín de Anson que igual juega a carta descubierta o se saca un as de la manga. En este caso el tahúr parece que fue el segundón y la incauta Catalina le siguió el juego para los mejores auspicios pecuniarios del mago Anson, siempre con el conejo escondido en la chistera. Prestidigitador de altos vuelos y rasantes estrategias.
Será un placer leer su publicación e ilustrarme sobre lo sucedido en un periódico emblemático y tan suculentamente aprovechado en el pasado.
- No le importará que muestre mi extrañeza respecto a la presencia con estos falsarios de la Fundación Ortega-Marañón. ¿Cómo ha podido caer tan bajo esa Fundación?
Anson es señor de tentáculos influyentes y aunque los vaya perdiendo por la senilidad que ya le hace chochear, según comentan los lectores de sus artículos, siempre hay codicias cómplices que se avienen a negociar con la expectativa pecuniaria.
- ¿Cuáles han sido sus relaciones, siendo usted un prestigioso crítico literario, escritor, un artista y un hombre culto con esa Fundación? ¿Cree usted que son conscientes de que su relación con Vila y Anson les desprestigia en grado sumo?
Una experiencia ingrata en un reducto de codicia y vanidad que está envenenando la cultura y la sociedad españolas, con reclamos de enseñanza que ocultan la realidad exponencial de una carencia de valores en sus directivos. El discurso sin ejemplo es una larga letanía de inutilidades sin vergüenza.
Son indiferentes a los perjuicios morales contra lo ajeno mientras no les afecte al bolsillo. Fariseos del siglo XXI que usan como cebo a Ortega y Gasset y Gregorio Marañón como insignes pretextos para lucrarse sin miramientos, como es mi caso.
Pobre juventud, qué bajo cae la docencia con tan vulgares precursores del abuso. Todo se contagia.
- Hemos estado viendo datos de El Imparcial y la desmerecida audiencia a la que le ha llevado Joaquín Vila no justifica la publicidad de empresas del Ibex, de El Corte Inglés, suena a tráfico de influencias de Luis María Ansón.
En el 2012 El Imparcial.es tuvo graves problemas de financiación que estuvieron a punto de hundir el digital. El mismo Luis María Anson me comentó con un onomatopéyico soplido de alivio sobre las graves complicaciones que habían atravesado.
Sin duda que los remanentes de influencia ansoniana mantienen un periódico fracasado que está nutriendo, supongo que de modo muy desigual, las arcas de los gerifaltes. Aunque no sería tampoco extraño que surgieran desavenencias internas si continuara la bajada de lectores que un periódico dirigido tan hipócritamente se merece.
Los anunciantes de un periódico así son cómplices de mobbing, de la desatención humanitaria, de la violación de los derechos laborales y humanos. Ignorantes del abuso aportan una financiación rastrera para mantener fórmulas de explotación tan ruines como denunciables. Seguro que algún anunciante retiraría su aportación si supiera del percal consentido que Anson preside con implícita falsedad personal y profesional.
- Una última cuestión: Ansón es un personaje gastado, sin ninguna influencia, que lo mejor que haría sería jubilarse.
Anson sigue teniendo luces -aunque no la moralidad deseable en un Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades- pero está supeditado a los sombrajos de sus oportunismos pretéritos, mendigando la posición que nunca más tendrá y esperando las migas del poder al que influenciar como antaño.
Puede haber luces para seguir discurseando y aleccionando moralmente desde su poltrona, pero ha perdido el norte de la perspectiva personal; ha extraviado la consideración de la dignidad por el ejemplo de las obras. Alguien que ha entumecido la humanidad hasta no sentirla debería retirarse a reflexionar sobre lo que ha hecho real en la vida sin el reflejo prefabricado del éxito a cualquier precio. Así descubrirse, por primera vez, a sí mismo.
Muy agradecido D. Enrique. Un placer charlar con usted sobre esas verdades que algunos desearían ocultas.
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