Tienes mal color, Vila, te enferman las entrañas oscuras

  Vila, el de la vileza demostrada, de ojillos escrutadores y nariz que solo falta pintarla de rojo para ganarse la vida en un circo. Vila, Joaquín vilita:

 ¿te aprovechas de mi intenso y excelente trabajo, me sometes a mobbing; te lucras con mi labor e intentas además desintegrarme la autoestima con una falta de ética que pareciera estar inspirada por un impulso sociópata? Una mierda, Vila. Recuerda lo que te digo: morirás envenenado de ti mismo; enfermo de Vila. Serás una enfermedad andante y te desintegrarás lentamente del mismo modo que ahora pareces un virus patógeno contra tu prójimo. No estás hecho de entraña sana. Recogerás lo sembrado.

  Te veo con la misma cara pétrea de siempre. Digo pétrea como diría caradura; alguien capaz de obrar con semejante carácter de vileza debe de tener todo muy duro, la cara se sabe, aunque no sé si padeces alguna dolencia en los bajos. Quizá justificaría, por aquello de entender una mente de actitud retorcida, tus comportamientos, personales y profesionales, tan guarros. Pero ¿acaso esas dolencias, comprensiblemente inconfesables, te durarían toda una vida? De ser así, tú no habrás hecho nada piadoso en tu existencia.

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  Diría, ciñéndome a las pruebas repugnantes de tus viles maniobras,  que eres un aprovechado del trabajo ajeno, mi trabajo;  un abusador de ejemplo moral nulo... lo tienes todo, orgullo de mamá. Estuve hablando con alguien que te conoce  muy bien desde los tiempos del ABC y ahora saco conclusiones lógicas tratándose de ti. Me contaron tanto... Ah, la Cayetana esa, esa Cayetana, buen par se juntaron, ¿eh? 

  ¿Qué tal te va el hígado? Por ahí me dicen que tienes un color muy feo; también me dicen las mujeres guapas que eres feo de cojones, aunque les respondo que más que fealdad física lo tuyo es una somatización del alma  que te asoma a los ojillos.

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  Me voy enterando de que eres todo un causante de sufrimiento, no solo a las personas honradas con las que te cruzas, con la fama que te precede,  sino también a los más allegados. Eres cruz pesada para no pocos mártires.  Ahora comprendo tu extraña conciencia  y rala decencia para obrar con esa capacidad de maldad que te ha caracterizado en el juego sucio, rastrero, nauseabundo. Estás hecho una figura del cinismo y no te importa transparentar un interior inicuo, con ese matonismo que te da vida fácil. No me imagino lo que sufrirás cuando llegue el momento de expiar tus demoníacas culpas.

  Es de pura vergüenza aprovecharse de personas honestas. Mal negocio hizo Anson contigo que está mostrando una imagen de explotador oculta e inesperada, siendo tú el orquestador de tan detestable parasitismo. ¿Intelectualidad de gorra con los códigos de ética a la basura? Listos, pero cuánto listo de cojones hay en tan insignes teatreros.Tú bien vives con carácter mangante, sin pagar el trabajo que te lucra  y abusando indecentemente.

  Me das profundo asco pero no por tu apariencia que es de por sí la de un facineroso de novela-presentas un perfil paradigmático de villano de ficción, superándote la realidad de tu existencia-, sino por tu traicionera manera de ser, de obrar, tan sucia y parasitaria. Cuando tengas que dar cuentas de lo hecho en esta vida oiré tus alaridos desde mi espacio libre de ratas terrenas. A ti las del infierno te comerán, te vomitarán y tendrán que inmunizarse hasta mimetizarte tú con su repulsivo modo de vida. Tal cual lo has hecho con  apariencia humana sin esconder los orígenes de tu malicia incombustible.

  ¿Solo asco? No imagino lo que será el interior. ¿No hueles a huevo podrido, a azufre? Vade retro.