Poseían mucho tino las columnas, las perlas que di a los puercos parafraseando el Nuevo Testamento, en El Imparcial.es. Tan leídas eran que hicieron sombra a los discursivas peroratas de Anson. Digo peroratas porque son claros ejemplos de hipocresía que dicen mucho de nada sin dar ejemplo personal y profesional ante la sociedad que le premió... por su ausente humanidad.
Yo no escribo en ese periódico de cínicos fariseos porque traté con mala gente, así de sencillo, acostumbrada a vivir del cuento humanista y cultural sin brindar ejemplo de ética o de moral; valores muy saludables para evitar la inmundicia de lo hipócrita que intoxica a cualquier sociedad.
De haber resultado
Anson honrado, honesto, digno y nada abusivo como hipócrita robando mi trabajo de
modo tan rastrero; de haber sido Vila un ser humano normal, sin esas tendencias
de latrocinio de trabajo ajeno, y no ser un abusador laboral, un aprovechado
sin escrúpulos; de haber tratado con gente decente en la Ortega-Marañón,
ecuánime, digna y sincera en lo profesional y personal, habría presentado mi
columna sobre lo sucedido en la elecciones del 26-J junto al resto de las
columnas que se apropiaron sin pagar un solo euro. Ladrones, miserables apestosos y sin vergüenza son
los que hacen algo tan rastrero.
Como solo
existe el cinismo de los deshonestos y la desvergüenza de lo parasitario sin
ética ni moral, escribo mi parecer sin que ningún desaprensivo ejerza mobbing
contra mi trabajo. Una liberación del yugo de ciertos impresentables que siguen
moralizando una sociedad que sabe perfectamente dónde identificar a los farsantes.
España está
nutrida de infames cantamañanas viviendo a tutiplén, parasitando del trabajo de
otros honrados ciudadanos. Ya sabe quién es quién tras los temores vencidos,
aunque aún queda el rastro pestilente de los que la han engañado durante
décadas... Pero todo pasará por ley de vida.
Al día de
hoy me incentiva mucho más moralmente, arrancar las máscaras de falsedad de estos abusadores
sin honra, pero aquí dejo mi somero comentario sobre lo sucedido este 26 de
junio en que retornó la cordura que jamás se fue.
Los votantes de Rajoy
son más inteligentes y comprometidos que él. A ver si se da cuenta y enmienda
tantos errores y nos alivia de sus dañinas soberbias y autosuficiencias.
TRABAJAR SIN CELEBRACIONES. LOS VOTANTES SABEN LO QUE HAN HECHO
A poco que fueran escuchadas las declaraciones de Garzón e Iglesias, ellos mismos han perdido las elecciones por esa estupidez triunfalista con que se quitaron las máscaras antes de tiempo pensando que todo estaba logrado.
Garzón declaró en campaña que Venezuela tenía una de las democracias más perfectas del mundo. Iglesias, por su parte, alababa a Zapatero como el mejor presidente que había tenido la democracia española. Los españoles no necesitan de hemerotecas para recordar el nefasto paso de Zapatero por el país. Lo de Venezuela y Garzón no es de guasa y los ciudadanos están para pocas bromas. Perdieron por necedad propia y por la lucidez del votante que les vio el plumero.
A poco que fueran escuchadas las declaraciones de Garzón e Iglesias, ellos mismos han perdido las elecciones por esa estupidez triunfalista con que se quitaron las máscaras antes de tiempo pensando que todo estaba logrado.
Garzón declaró en campaña que Venezuela tenía una de las democracias más perfectas del mundo. Iglesias, por su parte, alababa a Zapatero como el mejor presidente que había tenido la democracia española. Los españoles no necesitan de hemerotecas para recordar el nefasto paso de Zapatero por el país. Lo de Venezuela y Garzón no es de guasa y los ciudadanos están para pocas bromas. Perdieron por necedad propia y por la lucidez del votante que les vio el plumero.
Por otro lado, las elecciones no las ha ganado el Partido Popular por méritos propios sino por la cordura de los votantes desencantados que advirtieron el peligro del populismo en España, disfrazado de corderito de justicia social para devorar como lobos nuestra identidad y valores históricos.
El Partido Popular debería aprender de los errores y cumplir con
solemnidad lo que antes ha defraudado con vergonzosa frivolidad y falta
de compromiso. Se entiende el coraje de personas que contemplan cómo
tan pocos meritorios gobernantes obtienen votos con la percepción de que
Rajoy puede no aprender nada de esta peligrosa lección para todos.
Ahora puede enmendar los errores gobernando sin soberbia y por consenso
político. Quizá un revulsivo para activar la conciencia de tan
confiados necios que han estado a punto de destruir por múltiples
negligencias y omisiones a España.
No hay nada que celebrar que
no sea la mengua del riesgo ante incertidumbres que han podido
precipitarnos hacia el abismo histórico de la confrontación sin freno.
Todo debe volver a los cauces democráticos por el cumplimiento de un
programa electoral mirando por los más desfavorecidos, siendo los
españoles los primeros en ser atendidos para poder atenderse a su vez
con solidez otros presupuestos sociales y políticos. Solo estando a bien
con nosotros mismos podremos ser eficaces y solidarios con asuntos
relativos al exterior de nuestras fronteras.
Es hora de mirar
por la importancia endógena y constructiva reforzando las instituciones y
actuando con firme resolución ante las amenazas que, disfrazadas de
voluntad democrática, han pretendido desintegrar la razón vital de ser en un
país legitimado históricamente para preservar su identidad.
26 de junio. Votar un mal remedio para evitar lo peor. Ya lo dije en mi columna de El Imparcial de julio de 2015, y el tiempo me dio la razón.