La vida enseña sus lecciones a través del duro trago de la experiencia y hace un tiempo que no dejo de aprender sobre esas realidades que esconde la sociedad española en declive, corrupta y tan al descubierto a través de sus hombres más insignes convertidos en oscura sombra de sí mismos.
Nada ha sido casualidad para encontrarnos en este punto que parece de no retorno hacia el abismo de una ruptura de valores que quizá nunca existieron salvo en la excusa de la manipulación. Contemplamos las consecuencias de haber creído ingenuamente en los gestores de una democracia que escondían sus trapos sucios tras hipócritas escaparates, ocultando las miserias morales que los auparon a sus distintos tronos como intocables ventajistas, silenciando sus modos de triunfar en una sociedad infestada de cambalaches políticos, económicos y jurídicos inconfesables. Los que se van descubriendo son pocos en comparación con los que aún quedan por descubrir.
Asistimos a una degeneración de valores que constata el espejismo de una sociedad constructiva durante décadas donde, en realidad, solo hubo disimulados tramposos, prestidigitadores con influencia y pretextos morales para esgrimirlos en busca de deshonrosos intereses personales.
Bastó una crisis para que se quedaran al descubierto las identidades ocultas de los que parecían beneficiosos para el conjunto social. Engaños mientras duraron.
1 comentario:
Por mucho que se encumbran las verdades salen con el tiempo o con el destiempo, solo hay admitiendo que ha sido así, sencillamente.
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