Resulta curioso, cínicamente curioso, que el académico mejor arrimado a las sombras-que no luces-del poder, diga en su artículo de hoy que un destacado dirigente del PP ha tildado de puñalada trapera las declaraciones de Esperanza Aguirre contra Rajoy.
Las puñaladas traperas resultan ser el denominador común de los traicioneros de un país que presumen de mucha moralidad sin dar un ápice de ejemplo en sus vidas personales y profesionales. Anson es un experto en lanzar la piedra en privado y esconder la mano ante lo público; aunque cada vez está más al descubierto la infame estrategia del disimulo.
http://guarradaelimparcial.blogspot.com.es/2016/01/carta-abierta-al-angelical-joaquin-vila.html
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Resulta que guarrada y puñalada significan lo mismo para el Diccionario de la Real Academia Española. Lo sabrá bien él que además de estar versado en la teoría no le hace ascos a la práctica del juego sucio, la explotación laboral y el parasitismo que llevo denunciando con rotunda atención de los lectores. En España es bueno que se desenmascaren a los que han vivido a costa de la ruina paulatina de un país.
http://guarradaelimparcial.blogspot.com.es/2015/12/preocupado-por-la-salud-moral-de-anson.html
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Desde hace meses, cuando Luis María Anson va a dar un puñetazo en la mesa fingiendo la indignación de la rectitud, se encuentra con sus narices. Su credibilidad moral es una vergüenza cuestionada si dice y no actúa con la elemental honestidad que no ha mostrado.
Puede decirse que Anson lanza su puñalada trapera para clavársela en el mismo sitio donde aposenta sus egregias nalgas. Se la clava y vuelve a clavársela con ese placer sodomizador que experimentan algunos cuando son o pretenden ser ignorantes de los asuntos de la dignidad que califican de verdad el grado de honradez en las personas. Será la erótica de la hipocresía, una aberrante disfunción moral que proporciona mucho gusto a algunos afectados.
Quien mucho critica a los ajenos, debería reflexionar sobre sí mismo acometido por un fulgurante ataque de humildad y rectificación: esa puñalada trapera de la conciencia que Luis María Anson no quiere ver ni en pintura.
1 comentario:
Sería lo más acertado y cabal que reflexionara ¿ qué cuesta ? Saldría ganando en honor y tranquilidad, párese a pensar. Estás en todo tu derecho Ignacio de gritar a los cuatro vientos, lo sucio de esta situación tan desagradable para ti y para cualquiera que pase por la misma.
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