Vi su sonrisita, un tanto mezquina, de reojo cuando estuve en la presentación de El Espectador. La intuición me dijo que era experta trepadora de paredes y muros, con la misma técnica escaladora que la de Joaquinito Vila.
Coincidió su ascenso, de redactora jefe a subdirectora, con el inicio de los desprecios encadenados. Estoy seguro de que sus compañeros podrían decir mucho del elemento.
Se la ve ambiciosa y que sabe lo que quiere, lo que toma, lo que despacha. Otra cuestión es que vaya a airear los métodos para que vayan a enterarse otros. Tiene buenos maestros de blanda honra y con sólidas caras.
Redacta como una colegiala pero seguro que posee muchos méritos añadidos, aunque no tengan que ver con lo periodístico. Su hijito y el marido, o lo que sea, pueden estar orgullosos de lo bien que se lo monta mamá a costa de parasitar, como quien no quiere la cosa, del trabajo ajeno y facilitar con tanta honestidad la vida del prójimo. Criaturas, qué tiernas.
Además, está embarazada. Enhorabuena. Da gusto quedarse preñada en tiempos de crisis, aprovechándose de la labor de personas honradas. Qué orgullo de mujer, jodér.
A mí su cara me suena a la de este bicho. Un parecido razonable.
María Cano Ezcorría, subdirectora.
1 comentario:
Con seguridad que esta especie animal pertenece a los chupópteros, sin duda.
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