http://www.casadellibro.com/libro-la-afilada-navaja-de-ockham-ii-usar-el-sentido-comun-ante-la-evi-dencia-criminal/9788499910079/1831083
España es un país repleto de renombrados e insignes testigos que guardan silencio a conveniencia y se aseguran no tener problemas, evitando hablar públicamente más allá del límite que imponen las circunstancias socio políticas.
En el 2009 creé uno de mis doce libros publicados- escribir no es una afición, Vila-, en este caso sobre el 11-M, La afilada navaja de Ockham II, subtitulado Usar el sentido común ante la evidencia criminal, dedicado a las Víctimas de aquel dantesco día en que la conveniencia política sin escrúpulos se impuso a la dignidad de todo un país muy engañado. Me indigné sobremanera contemplando los tejemanejes de un zapaterismo que llevaba consigo la sombra de los atentados en los orígenes de su poder y el desarrollo de los posteriores acontecimientos.
Otros pasaron sin hacer ruido sobre la alfombra de la sospecha acrecentada que finalmente, gracias a la incidencia jurídica, enrollaron unos pocos para sacarla de la exigua habitación del absurdo de la versión oficial y de la consciencia de un país insensato y ciego. Y la vida continuó, coleccionado otro de esos extraños misterios sin resolver que cuajan el proceso democrático español. Este punto de inflexión al que asistimos con incertidumbre socio política no es casual. Las raíces más profundas devienen de aquel 11-M.
A Luis María Anson le placen la gloria y la fortuna que están supeditadas a su trabajo. Intimamente supeditadas aunque existan muchas lagunas o agujeros negros con los que no se ha enfrentado. ¿Acaso la honestidad a ultranza habría supuesto para mucha gente la pérdida de influencia y la carencia de oportunidades? En ocasiones el silencio enriquece más que el discurso acerca de la ética o el honor, aunque afecte la callada a la buena marcha de un país que ve peligrar su camino de integridad hacia vericuetos retorcidos que se denominan misterios sin resolver.
Si alguien sabe más que nadie sobre los secretos de nuestro devenir socio político durante décadas, es Luis María Anson. Hablar o callar es un juego de intereses muy común en España y quien sabe hablar cuando debe o callar cuando las circunstancias obligan, sabe que se premia la lealtad aunque no se mire muy bien de dónde proceda la dádiva. De Anson es notoria fama su carácter intrigante, en tanto ascendió socialmente siendo favorecido por influencias decisivas.
A mí me ha sorprendido que alguien como Anson, aparte de los hipócritas e ignorantes, diera por hecho en reciente artículo que los atentados del 11-M fueran obra del integrismo islámico, existiendo pruebas fehacientes, colosalmente evidentes de la rareza del proceso de investigación o la desaparición de pruebas como aquel reaparecido vagón de Santa Eugenia nuevamente esfumado para no volverse a saber de él. Acaso el cabo suelto del juez que mandó, contradiciendo la Ley de Enjuiciamiento criminal sobre la conservación de pruebas, destruir todos los trenes a los dos días de la matanza.
Alguien tan inquisitivo como Anson dio por buena la chapuza más que discutible y siguió su egregio crecimiento cultural. No sé si por convicción personal, pero dudo que alguien inteligente como él haya atinado tan poco en el veredicto habiendo tanto por averiguar y dudas que resolver.
Anson me sorprendió hasta que he conocido esa naturalidad para falsear las circunstancias, y ejercer autoridad para aceptar carencias morales en el comportamiento, como las que denuncio, de los responsables de El Imparcial.es contra mi trabajo y mi persona.
¿El detalle lleva a la evidencia de un balance?
Creo que después de tratar tanto tiempo con la supuesta flor y nata de nuestra sociedad, ahora comprendo bastante más el perfil de algunos prohombres. Son prestigiados por estar en todas partes y saber, para luego usar la información como si fuera un ajedrez de oportunidades personales. Si hay que mover ficha, se mueve, si hay que dar jaque se procede, pero siempre hay que procurar que la figura no le caiga a uno encima. Privilegios del saber y del disimular que no se sabe. Pero se juega, algunos sabrán si al precio de una conciencia de saldo. La de Anson será limpia pero en mi caso no parece que le afecte una injusticia, menor en comparación con otras más beneficiosas.
5 comentarios:
Alberto Fernández Valverde:
Comprendo su indignación con los excelentes artículos que escribe.Sin duda de gran mérito.Espero que el Sr. Anson recapacite sobre esta injusticia.
Siga escribiendo.
Agradecido, Alberto. No imaginas cuánto hijo de puta, analfabeto e ignorante se pone a juzgar mi literatura, durante toda mi vida que he soportado malnacidos y envidiosos, siendo todos bastardos de mierda que ignoran lo que es mínima justicia de lo decente.
Tus palabras me alientan y te califican. Muy agradecido.
Debo dar las gracias a Ignacio por haber escrito este sensacional libro.Tuve el honor y el placer de asistir su presentación en primera fila en la casa del libro de Fuencarral. Tengo el honor de conocer a su autor y he de decir que si quieren saber más a cerca de los atentados del fatídico 11-M, lean este libro, es algo que deberían hacer todos los que aún piensan que ciertos políticos no tenían o tienen nada que ver con todo ello. Le pido a Ignacio F Candela que no deje de escribir, pues la verdad está ahí fuera, oculta en algún EXPEDIENTE X, el cual estoy muy segura de tú mi amigo sabrás descubrir y mostrarnos la verdad como mejor sabes hacerlo.
Tienes razón. Aquí unos la hacen y otros callan cuando no se benefician. Un país de mentiras que procuran que nunca se sepa. Tu libro es absolutamente clarificador pero esta España es muy oscura con personajes poco claros.
Has definido, marcado mas bien, querido Ignacio, esa linea sutil que separa la astucia de la inteligencia, al astuto del inteligente. Para muchos, la astucia y la inteligencia viene a ser lo mismo, pero nada mas lejos. El astuto es aquel que utiliza sus ventajas para beneficio propio. El inteligente, en cambio, sabe que eso no es verdad y actua en consecuencia. Es decir, que jamas se aprovecha de sus potencias para beneficiarse. Si lo hiciera, dejaria de ser inteligente para retroceder al mundo de los astutos, algo imposible, porque la evolucion tiene una sola direccion. Cuando se conquista un grado evolutivo es para siempre y jamas se retrocede. Sin embargo, el inteligente posee una cualidad de las que los astutos carecen, algo que jamas alcanzaran desde su condicion de astutos, porque les va en ello su transformacion. El inteligente tiene la capacidad adquirida de ver el alma de los astutos, algo que los astutos a la inversa, no pueden. Una ventaja que no pueden utilizar en beneficio propio, salvo para defenderse, lo que no es poco. De astutos el mundo esta plagado de ellos, son todos especimenes depredadores donde la moral interior, carece de utilidad y por tanto la desechan. Aunque mejor seria decir, que carecen de ella...El Anson es uno de ellos, pero son incontables los astutos que pululan por el mundo. Se podrian señalar a modo de ejemplo, al Gonzalez, al Cebrian, al Rubal, al Juancar, al ZP, al Aznar, a cualquier miembro señalado de la Iglesia, de los sindicatos o del mundo financiero...Tambien andan quienes moran en las escalas mas bajas de la astucia, los de la gente normal. Pero tu ventaja, ya digo, es que puedes ver a todos ellos y ninguno de ellos puede verte a ti. Es nuestra unica ventaja, pero no la cambio por todas las suyas...Un abrazo.
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