GUARRADA

guarrada. (De guarro1). 1. f. Porquería, suciedad, inmundicia. 2. f. Acción sucia e indecente. 3. f. coloq. Mala pasada. Real Academia Española

jueves, 28 de enero de 2016

Anson desolado: sin chanchullo por el IV Centenario de Cervantes


  Me imagino la desolación de esta panda de vividores que conforma el panorama cultural español.


   No te equivoques Anson. La actitud de indiferencia es hacia los oportunistas que chupan del bote con cualquier excusa cultural. A mí me has demostrado que la calidad intelectual está al margen del valor moral. Tarde o temprano actitudes de tanta bajeza dan el cante y las palabras, el discurso vacío, ya no cuelan.


  Iban los insignes oteando el horizonte cervantino y se les chafó el festín de la carnaza. Triste vida la de los oportunistas sin suerte, oye.

   Con la iniciativa privada se pilla cacho pero con las subvenciones gubernamentales se llena el depósito de la gasolina en los cochazos de representación; se hinchan las panzas con opíparas viandas en restaurantes de lujo; se alimenta la vanidad a costa del tinglado literario y se frotan las manos planificando negocios a costa del sufrido Cervantes, cuyos herederos culturales se gastan una cara dura que bien habría podido reflejar en sus Novelas Ejemplares. Algunos de la actualidad dejan a Rinconete y Cortadillo en meros aficionados de la picaresca; elenco del patio de Monipodio incluido.



   Me sumo  a la desolación de Luis María Anson por la falta de presupuesto para montarse a lo grande un IV Centenario de Cervantes con El Imparcial movilizado; la Plataforma de El Espectador con excusas para vender más y mejor; la Fundación Ortega-Marañón presta a celebrar múltiples conferencias cobrando entrada; los catedráticos manejando los presupuestos al antojo y la caradura disimulada con boato, elegancia y pulcritud que ocultan las verdaderas miserias morales de intelectuales de postín que no tienen la menor vergüenza en lucrarse aprovechándose del trabajo ajeno. ¡Qué desolación, oye!

  Como mis 90 columnas semanales durante dos años,  posicionadas en primeros lugares de Internet, de calidad contrastada y sin pagar en El Imparcial.es, cuyo director, bastante impresentable él, pretendió expulsarme dándome una puntilla moral, ahorrándose el dinero que se me debe. Además no estaría de más una disculpa por soportar durante meses un repugnante mobbing e intentar destruir mi autoestima de repugnantes modos.

   En consecuencia, la desolación de Anson me la paso por el forro de mis indignaciones, porque creo que es justa decisión del Gobierno la indiferencia por facilitar  el agosto a tan ilustres cínicos que viven con la complacencia del dinero público y la fama inmerecida de una dignidad que para mí-y para cuantos van sabiendo de La Guarrada de El Imparcial.es por la Red- es solo una pose sin valor.

   Es de agradecer que los hipócritas de este país se vayan quedando sin excusas para sus mamandurrias que además están basadas en la explotación de los semejantes-tal y como ha hecho El Imparcial.es, periódico digital de la Fundación Ortega-Marañón-y en el disimulo de una ética extraña, apestosa y sectaria.

   A ver si se dejan de gilipolleces honoríficas inmerecidas y pagan que es lo que hace la gente de bien sin escaquearse vergonzantemente. 

  Cuando Luis María Anson, el intocable junto a su comparsa, compruebe que es mala idea ignorarme en tanto las semillas van llegando a todas partes, entonces puede que sea inteligente y me llame para paliar los perjuicios que me han causado. No estaría de más que despidiera a Joaquín Vila por ser todo un villano de conciencia precaria. Paso a paso sigo sembrando cerca de las 100 entradas y hacia las 10.500 visitas en mes y medio.

Se le va a atragantar al mendaz Joaquín Vila lo de que no me leía nadie, siendo todo lo contrario. 

 En fin, aquí en España han chafado a los listos de turno con el Centenario de Cervantes; en cambio los ingleses se han volcado con Shakespeare. Y es que allí, además de intelectuales, son personas de bien. Así sí que se puede.

Como portavoz Y AMIGO que fui de Ruiz-Mateos, más honrado que tú toda tu vida, Joaquín Vila

  
    Verás, Joaquín Vila, vilita, tu aparición en mi vida es una oscura anécdota; oscura como tu piel y como tu alma, anecdótico e irrelevante porque tú no te allegas a mi valor y mi dignidad así te procures penitencia veinte años. El tiempo que estimo necesario para rehabilitarte con la sospecha de actitudes que no han de ser ni muy limpias ni nada éticas durante tu trayectoria profesional, según te has comportado conmigo. Lo que has pretendido hacer con mi persona es una guarrada que solo puede inspirar una bajeza de carácter presuntamente criminal y muy cobarde.

   Puedo preguntarme sobre el porqué de esta guarrada y colijo que quizá no sea casualidad siendo tú un peón intrascendente que te mueves al ritmo que te imponen otras figuras más relevantes, igual de cobardes y probablemente con el mismo carácter deshonesto y sin escrúpulos que tú has mostrado, pero más relevantes. Quizá eres un mandado o un necio confiado, pero te equivocas conmigo si pensabas que una ruindad tuya doblegaría mi capacidad de superación y mis resistencias por muy duro que se golpee. Si hay que morir, se muere luchando.

http://guarradaelimparcial.blogspot.com.es/2015/12/estoy-forjado-de-coraje-cobardes.html 

   Guarrada la tuya... ¿Quizá todo esto me lo tengo merecido por haber sido el portavoz, mano derecha, mal les pese a tantos allegados, y defensor público y privado del mejor empresario y financiero que hubo en España, expoliado en 1983-que no expropiado- por las hordas hipocritas de gentuzas respetadas a las que les salió bien una jugada propia de estafadores de mierda, eso sí, escudados tras la demagogia política?

  Manda uebos-del latín mandat opus- que tantos hipócritas e ignorantes me miren de reojo por haber aceptado la petición de D. José María Ruiz-Mateos para representarle y ser su hombre de confianza en los últimos años de su vida.

http://laverdadocultadenuevarumasa.blogspot.com.es/2015/02/mi-respuesta-al-banquero-del-proyecto.html 

    Tú, elemental Vila, que me llamas analfabeto no eres más que un arrimado con facilidades trepadoras que no me llegas en honestidad.


   D. José María Ruiz-Mateos advirtió en mí aquellas virtudes destacadas que ya habían paralizado la facultad de Periodismo del CEU y destacado en cada momento de mi vida. Él sí, qué vas a apreciar mis letras siendo tú tan poco fiable. Todo un halago escuchar de él que jamás había conocido un hombre de mi valía después de tratar toda su vida con la flor y nata, un tropel de  hombres insignes en los momentos de mayor éxito de su existencia. Me pidió acompañarle en sus momentos más duros y aunque intenté declinar aquella invitación histórica, insistió e iniciamos una relación que me une a él más allá de las normales circunstancias de una simple amistad. En las trincheras, días, meses y años, quizá conozca más al verdadero José María Ruiz-Mateos que quienes creyeron conocerle en los despachos del triunfo o con las fuerzas plenas para luchar.

Fui hombre de confianza absoluta, mal que les pesara a tantos y tantas reconcomidos de celos y rabias.


  De ahí que los mediocres que le acompañaban recelaran como hienas esperando darme un zarpazo o como buitres esperando su acostumbrado momento del picoteo. Enemigos que fueron apareciendo por esa vileza acostumbrada de los parásitos que requieren de la traición para conseguir sus más bajos propósitos de codicia y egoísmo. Acaso no supiera yo que esta guarrada tuya apesta a otros tufos que ya había conocido durante el tiempo que estuve con D. José María.


  Acepté pues el reto y trabajé de firme a su lado en todos los aspectos conducentes a encontrar soluciones de alto nivel para poder conseguir pagar a los Inversores. Todo un desarrollo de acontecimientos históricos, Vila, tratando con el más alto nivel de esta España embaucada por tanto engaño donde tú eres solo un esbirro de condición chulesca que me resbala a la vez que me asquea por tu estulticia malintencionada.


La siembra de todo ese trabajo elaborado con el sacrificio y el esfuerzo titánico que requería estar al lado de un exigente e irrepetible talento de la empresa y la finanza-creador legal de un Holding retasado en 18.000 millones de euros-aunque fuera en los últimos tiempos de su vida, me llevó a reunirme con Directores de Presidencia de bancos, juristas muy reputados, abogados de postín, empresarios y profesionales a los que traté de tú a tú delegándome D. José María todas las responsabilidades que asumí por el respeto hacia su, él sí que lo era, insigne persona y por la confianza que él me entregó sin ambages.

http://laverdadocultadenuevarumasa.blogspot.com.es/2015/12/informacion-proyecto-de-pago-inversores.html 

  Si se me considera fracasado, Vila,  porque no he cobrado por gestiones que no tenían precio en sus muchas dificultades, es etiqueta que define a mis detractores, interesados, ladinos imbéciles, mediocres, inmundos que desconocen el valor de la dignidad que yo sí aprecio y todo lo batallado este tiempo a espaldas de lo público. Pues fue mi labor privada mucho más dura que la multitudinaria bregando con todos los medios de comunicación. Luchando por los Inversores y limpiar el buen nombre de mi amigo desconocido para la mayoría.


   D. José María Ruiz-Mateos no fue estafador antes ni lo fue después. Respecto a los ignorantes y resentidos imbéciles que le atribuyen carácter de estafador con Rumasa antigua, bastaría advertir que en 1997 fue exculpado de toda imputación quedando la expropiación en una actuación delictiva y sin justificación alguna del gobierno felipista. En 1999 se dictaron dos autos del Tribunal Supremo con la devolución del patrimonio robado a falta-ahí estuvo la trampa de los ruines togados que encubrieron el delito-de una consolidación de balances que jamás tuvo lugar. 

   Con esa exculpación es inaudito que todavía haya tanto gilipollas y envidioso culpándole de estafa cuando la misma Ley lo había absuelto. Era el sino de un genio en un país lleno de hijos de la gran puta generación tras generación. Puta envidia de mediocres y aprovechados.

   ¿Te fastidió mucho, Vila, que escribiera esto como homenaje tras su fallecimiento? Retorcido habría que ser si fuera así.¿ Lo que escribo es de analfabeto, plumerito Vila?


   Si se me echa en cara que fui su portavoz, absoluta mano derecha y hombre de confianza después de la quiebra de Nueva Rumasa con la trampa de miles de Inversores que perdieron su dinero por una gestión errática cuando no por una intención de estafa, es obligado decir, Vila:

 1-Que las investigaciones de la UDEF descartaron cualquier responsabilidad en la gestión de los pagarés.


 2-Que la gestión empresarial había sido delegada en el año 2004 cuando los médicos advirtieron en el empresario la enfermedad del Parkinson. Dicha enfermedad solo afectó a su entendimiento a pocos meses de su fallecimiento, usando la dolencia de modo inteligente para observar, tras el aparente cristal de la invalidez que le adjudicaban,  todo cuanto sucedía a su alrededor. Como hombre de confianza suyo que le acompañé hasta los domingos y fiestas de guardar durante años, sé que su comportamiento era afectado a propósito cuando trataba con los demás.

 3- Que durante los últimos años de su vida trabajé a su lado como gestor, facilitador de negociaciones, representante de su voluntad en decisiones que dejaba bajo mi criterio conocedor de cuantos pasos hubo que dar para asentar un principio de soluciones para sembrar las disposiciones de un Proyecto dirigido a conseguir dinero para pagar a los Inversores de Nueva Rumasa. Siembra que ha continuado su camino con muy serios trabajos con desarrollo internacional para alcanzar el objetivo a título y mérito póstumo del empresario. Trabajo muy duro al más alto nivel que sigue vigente a la espera de resultados.


  Siendo así, Vila, ¿qué mierda de derecho te arrogas para tratarme siendo un elemento facilón, previsible en tu iniquidad, y con esa cara, ay la cara, que te delata tan nefandas intenciones? ¿Quién eres tú, escritor de tres al cuarto pero bien apañado tras la sombra de Anson, para decirme algo? Argumentos falaces y una estúpida intención que te definen tal cuál eres y das a entender cada vez que te manifiestas.


  Ignoro qué es lo que habrá cambiado desde que Luis María Anson departió agradablemente con nosotros aquella tarde en Alondra, 2, donde fingí toda la ingenuidad que pude sabiendo que estaba delante de alguien que era zorro viejo. 

  Así contaré la anécdota de cómo tomé por verdadero el sarcasmo de Anson cuando dijo que hablaría con los jueces del Tribunal Constitucional  para agilizar el juicio de Rumasa tal y como reclamaba el empresario. Le seguí la corriente al premiado mandándole el nombre de todos los magistrados y esperando su reacción... 

  Pero esa es otra historia que no te compete, Vila. Solo págame lo que debes, aprovechado. Me tienes muy harto y cabreado, por lo que sugiero que te metas la manera de tratarme, el intento por destruirme con ese mobbing repugnante, por donde te dé más satisfacción a ti o a los que me engañaron hasta llevarme a la trampa final,... pero PÁGAME, CARADURA.

miércoles, 27 de enero de 2016

Me preocupa tu salud mental, Joaquín Vila, director de El Imparcial.es

                   

   Por favor, Vila,  no quiero que malinterpretes el título. Que me preocupe tu salud mental no significa que me preocupes tú. Más que un riesgo para ti mismo, has demostrado ser un peligro para tu prójimo con esos comportamientos tan execrables y parasitarios que has ejercido sin atisbo de mínima decencia o mensurada honestidad profesional. Comportamientos así son inducidos por una maldad consciente que se relaciona con la incapacidad para la honradez y la osadía de la inmoralidad, con mayor razón si pretendes desempeñar un rol de influencia comunicativa como director de El Imparcial.es.

  Me preocupa tu salud mental y sugeriría un exámen de tus facultades morales que creo íntimamente relacionadas con las carencias de sentido común que se presumen en toda racionalidad sin tacha significativa.


  Después de la carta tan sincera que te dediqué; después de reflexionar sobre lo ruin y sucio que habría resultado la voluntariedad de tu juicio para llevar a cabo tan taimada guarrada contra mi persona y mi trabajo, como bien sabes llegué a la conclusión de que tú no podías ser tan hijo de mala madre como para borrar de manera no incidental miles de valoraciones de Facebook o Twitter despreciando, con repugnante insidia, el valor público de mis columnas. Llegué a la conclusión de que no podías ser un hijo de la grandísima si tu criterio sobre la "escasísima" calidad de mis artículos estribaba en un afán destructivo contra mi autoestima, razonando sobre evidencias de tu extraño gusto por mis letras que durante toda mi vida han sido valoradas al más alto nivel; aunque leyendo las tuyas comprendo que tengas extraviado, por egolatría será, el concepto equilibrado sobre una intelectualidad que no sabes plasmar en un libro pues al día de hoy, que yo sepa, no has editado ni uno como autor.

  Al término de analizar la detestable actuación de Carmen de la Vega, responsable de publicaciones, con una hipócrita condición personal rayana en la inestabilidad mental según sus actitudes incongruentes, tuve la convicción de que tú no podías ser conscientemente tan abusivo, inmoral, parásito y mal nacido como para procurar arbitrariamente una destrucción personal y profesional de alguien tan íntegro como yo. En consecuencia, tomé en consideración otros factores que me han llevado a comunicar lo que me preocupa que alguien tan dañino ande suelto por la sociedad y con apariencia de salud intelectual que tus obras desdicen.

  Porque para gozar de salud intelectual antes hay que mostrar una moral equilibrada. No es el caso tuyo pero, y eso es lo que más preocupa, tampoco parece ser el caso de Luis María Anson: ése sí que tiene peso específico e influyente en la salud moral de toda la sociedad española. Me preocuparía mucho que esas carencias tuyas que te describo, también afectaran a un Premio Príncipe de Asturias de Humanidades, porque corroboraría la enfermiza sociedad que padecemos siguiendo paradigmas tan poco fiables. Anson demuestra tener la cabeza en su sitio según la prodigalidad con que exhibe su inquebrantable razonamiento, por lo que en su momento me preocupé ante alguna factible merma de su salud moral.
 http://guarradaelimparcial.blogspot.com.es/2015/12/preocupado-por-la-salud-moral-de-anson.html 

  Después de reflexionar sobre lo infecto del resultado con ese acoso y derribo sostenido en el tiempo para finalmente intentar darme un puyazo al ánimo vital, con la aquiescencia de tu mentor al que tanto has lamido el traje, según dicen de ti, he sacado también en conclusión que si no eres consciente de las hijo putadas típicas del aprovechado sin conciencia y del malhechor del que poco bueno puede esperarse, hay que examinar la salud mental que te impulsa a comportamientos característicos de la sociopatía y examinar tus profundos complejos personales que te inclinan, digo yo, a la maldad sin parecer que bases tus acciones en una ética y moral acordes a la cordura de individuos autorizados a convivir según unos principios y valores elementales.

  Me alarmé al recibir una respuesta tan poco congruente a mi primera carta abierta, en la que parecías haber perdido la razón no sé si por efluvios etilicos o por un acusado síntoma de afasia que te impedía comunicarte con lógica y algo de vergüenza, dando a entender tu preclaro juicio de profesional del periodismo y como persona meramente cabal.

  A continuación te trascribo aquel intento fallido tuyo para transmitir un mínimo de razonamiento en respuesta a mi carta, donde te participaba el convencimiento de que no eras tan cerdo para hacer tantas guarradas con retorcida voluntariedad:

 De: Director El Imparcial <director@elimparcial.es>
Para: Ignacio Fernández Candela 
 Enviado: Miércoles 6 de enero de 2016 6:42
Asunto: Re: 4ª carta abierta al escondido Anson.
Tú tampoco eres un hijo deputa ni un cabrón ni estás amargado por tu fracaso profesional.Eres simplemente un analfabneto, que no sabe escribir, zafio en elfon do y en la forma. Y como no te telía nadie porq
   
Ésta fue mi diligente contestación:

http://guarradaelimparcial.blogspot.com.es/2016/01/respuestaborracho-de-joaquin-vila-y-mi.html 
   
Que te hayas aprovechado como un vulgar parásito de mi trabajo, escaqueándote de un modo criminal para no pagar los dos años de colaboración, semana tras semana, echándome con cajas destempladas, no dice nada de tu salud mental sino de tu haber espiritual putrefacto, innecesario, baldío, inconsistente y demoníaco. Pero si te lo haces ver por un psiquiatra a lo mejor desentrañabas los más oscuros secretos que tu mente guarda tras la cara granítica y, a lo mejor, por solo una cuestión de pura vergüenza, te avenías a pagarme lo que me debes, moroso sin conciencia, para poder ir aunque sea con un resquicio de satisfacción personal por haber hecho algo bueno en tu vida.

  En todo caso, sin que me preocupes una mierda, espero que algún día te examinen porque lo tuyo no es normal. Que Anson te secunde tampoco, pero profundísimo es el abismo donde un ego comete el error de precipitarse pensando que las alas evitarán el choque contra el suelo. Vanidad de vanidades, todo vanidad, un día en polvo nos convertimos. Qué putada, Anson, qué putada; pero antes paga.Tú también, Vila. 

  Pide amablemente a tus secretarias que te soliciten hora, anda, director. Saldremos todos ganando.

martes, 26 de enero de 2016

Las obras torcidas de Luis María Anson


 
  Un verdadero premio Príncipe de Asturias de Humanidades que viera reflejada en la Biblia la presunta mezquindad de sus actos, desearía estar muerto antes que mancillarse con tanta indignidad e hipocresía.

  Seguro que no le importa al abrigo de su fama de hombre honorable, pero esta guarrada ensuciará la fosa donde repose o contaminará las cenizas de su incineración. Sentirá náuseas cuando se vea a sí mismo sin escudarse en la patraña de la discreción a conveniencia. No hay sapiencia en la necedad ni prudencia en la codicia.


  No todo el mundo que aspira y atesora premios de honor es merecedor de ellos. Ahí es donde se conoce al impostor o al genuino caballero de la sociedad: por sus actos que no por la palabrería hipócrita o el reconocimiento de los aduladores e interesados.

 Un gesto de necedad tan pronunciada echa por tierra toda una apariencia de dignidad. Los actos hablan más que todos los discursos pronunciados ante la sospecha de la falsedad personal. 


 ¿Qué es Anson después de toda una vida acumulando riqueza material y reputación profesional? Así no estaría satisfecho de contemplarme en ningún espejo. ¿Dónde le queda el acumulado de las siembras personales, con las que se irá a este paso torcido hacia el enterramiento de la presunción y la egolatría?


  Vivimos un mundo revelado donde va quedando al descubierto la maldad de esos que aparentaban ser beneficiosos para la sociedad, siendo solo beneficiosos para sí mismos, egoístas, interesados sin moral; simples actores del engaño que representaron en el honor las miserias escondidas, incapaces de poseerlo por la limpia conciencia de un alma sana como ausente.
  
  Pero a pesar de la indignación que me justifica la repugnancia contra estas actitudes infames, aún quiero pensar que hay un Luis María Anson capaz de la valentía que es admitir un error. Aún queda la sabiduría de enmendar lo que en preclara conciencia él sabe que está mal...

lunes, 25 de enero de 2016

Carta póstuma a Alejandro Muñoz Alonso, catedrático



Descansa en Paz, egregio catedrático:

Ayer me enteré de tu fallecimiento, Alejandro. No me recordarás aunque haya estado publicando mi columna junto a la tuya todos los lunes y martes, durante casi dos años, en El Imparcial.es.

Año 1983. Nos vimos en una sola ocasión durante unas circunstancias que debieron parecerte un tanto extrañas como lo eran para mí desde otro punto de vista. En la Facultad de Periodismo, San Pablo CEU, me senté frente a ti para tratar un tema bastante original que había revolucionado el centro. Ese tema era yo mismo después de haber roto la rutina de la Escuela con la unánime conclusión de que mi ingenio era superior al potencial docente que pretendía instruirme para ser un profesional útil en la sociedad. Lo cierto es que desde niño ya había llamado la atención esa genialidad que adjudicaron para luego arrastrarla como un lastre, siendo este mundo bastante concurrido por los mediocres de espíritu, los envidiosos y los mezquinos practicantes de juego sucio, tipo Joaquín Vila. No pasó inadvertido mi particular modo de discurrir, la originalidad de mi expresión escrita o el verbo ordenado de mi comunicación oral.

Convertí la facultad en un circo continuado de formidable espectáculo en el que solo faltaba cobrar entrada. A mitad de año llamaron a mi orgulloso padre para decirle que era yo un genio pero que como todos los genios, soberbio y rebelde. Ya ves a los diecinueve años lo que es la aventura de la rebeldía con la docilidad bajo mínimos, sin nadie que supiera templar mis ansias de expansión intelectual según los rígidos cánones de la doma social.

Como si no supiera de mezquindades desde entonces: ¿ahora Vila ha intentado anularme la autoestima siendo tan estúpido como para argüir la "escasísima" calidad de mis columnas? Hay que ser tonto del haba y ciertamente malvado.

Me llevaron ante ti en tu papel de árbitro instructor, de sabio adscrito al sistema, de miembro pontificado en la religión del saber universitario para que me aconsejaras sobre la continuidad de mi carrera de Periodismo habida cuenta de que estaba yo hastiado de las admiraciones por cuanto hacía, de las expresiones epatantes sobre mis conocimientos y la manera de organizarlos; de mi facilidad para la escritura, tanto para la paráfrasis como para la síntesis; de mi oratoria proclive a dejar sin palabras ni argumentaciones a los que se les suponía maestros de mis saberes. 

Cometí la imprudencia de madurar con una infancia inmersa en libros de adultos, de economía, de política, de filosofía clásica, contemporánea o de vanguardia. Lector de miles de libros en vez de jugar a educarme junto a mis coetáneos acompañantes de existencia, infringí el orden natural de la vida convirtiéndome en un niño que se prodigaba en demostraciones de sapiencias impensables para un zagal. Ese niño prodigio que tantos problemas engendró en mi ser por la intolerancia de un entorno que solo admitía el proceso natural del aprendizaje y penalizaba con humillación al adelantado. Un pecado que fue germinando con más fuerza en ese hostigado ser cuanto más crecía por el saber de lo mundanal fascinando a mis maestros de bachiller, hasta llegar con el potencial exultante de mis anhelos por multiplicarme con la docta sabiduría de los haberes universitarios.

Pero cual fue mi frustración cuando inicié mis estudios para seguir epatando a cuantos se suponía que eran ellos los que debían sorprenderme a mí. Encontré limitaciones a mis ansias de expandir el conocimiento según los cánones impuestos de la competitividad social. Solo hallé la misma dimensión reducida que delimitaba mis deseos por ser uno más dispuesto a aprender lo que finalmente se convirtió en un espejismo de conocimiento. Era yo el objeto de sus estultas admiraciones, el que callaba sus argumentos para que prevalecieran los míos con pasmosa facilidad que empequeñecía a los que llegué a considerar contendientes de un desarrollo de conocimiento que resultó evolucionado en demasía hasta para mis propios profesores universitarios. Como aquella profesora de Redacción Periodística, Sara, que no daba crédito a mis raudas inspiraciones convirtiendo cada clase en un circo donde exhibirme  como un fenómeno inigualable que, lejos de halagarme, fue creando en mí un resquemor de frustrante impotencia hasta allegarme a las lindes de una rebeldía que aspiró a prescindir del sistema que tan poca fe había inspirado a mi desarrollo intelectual, juzgado en la cúspide de las expectativas no ya estudiantiles sino profesionales. Debía disimular para pasar por el aro del conformismo y transigir para obtener resultados según las exigencias del método. 

Y de tanta revolución, admiración, diaria, tortura de ese freno que me impedía un crecimiento acorde al lapso real de las sapiencias adquiridas antes del tiempo pertinente, mi pecado, surgió la rebeldía. Un largo proceso de insumisión hasta que me llevaron a ti, sumo sacerdote de la tutoría y de la experiencia de la vida real.

En aquella conversación me hablaste de la practicidad de la existencia frente a la potencialidad del intelecto o de las deliberaciones de la voluntad personal fuera cual fuera la circunstancia que las inspirasen; que mi actitud de rebeldía complicaría innecesariamente mi vida; que tenía facilidad sobresaliente para estudiar mi carrera de Periodismo y que era la única manera de poder escribir junto a los grandes y ser grande junto a ellos. Teorizamos sobre pensamiento político avanzado y comprobaste asombrado que no te iba a la zaga. Entonces yo era un pequeño monstruo hecho a mí mismo, autodidacto e inconformista.  Debía bajar aparentemente mi nivel de exigencia, pasar por ese aro que me resultaba tan humillante e incómodo, y salir transmutado en lo que socialmente se esperaría de mí para sacar provecho de mis aptitudes, de lo contrario con la genialidad, por mucho que la demostrase, no iba a alimentarme.

Finalmente, nos despedimos sin que me convencieras porque yo mismo te dejé falto de argumentos para que, poniéndome en tu lugar académico, tú pudieras colocarte en el mío. Una paradoja que dio razón a tus vaticinios aunque equivocándote en algo: llegué a escribir con los grandes, en la medida argumental de la exigencia intelectual; de los gilipollas ya sabía yo desde los inicios que el recelo del mediocre iba a ser adversario permanente contra mis honestos empeños. De esos indeseables el camino ha estado cuajado por lo que la aparición en estos últimos tiempos de algunos seres despreciables tampoco es que me haya sorprendido demasiado, aunque sí la manera rastrera de manifestarse.

Luego mi vida se puso cuesta arriba por la decisión; aprendí del mejor maestro que es la humildad pero no por ello me he arrepentido un ápice. Es más largo y sinuoso el trecho de la lucha por la vida y además con honradez. Cuando salí del circuito de la competitividad por el método del aro, tomé la decisión de distraer mis inquietudes con otras actividades como montar una tienda de motos con mi hermano o irme a vivir fuera de Madrid respirando aire del mar a diario. Durante años dejé de instruirme y así pude conseguir un nivel de comunicación acorde al que la sociedad demandaba con sus muchas carencias generalizadas de intelectualidad.  

Estudié Marketing y Publicidad; algo más elemental y pragmático lejos del insondable e inabarcable océano de la potencialidad del conocimiento. 


Luego llegó una meteórica carrera artística, con más treinta exposiciones individuales y cientos de cuadros pintados en dos años,  que una inicua galerista se encargó de truncar cuando, llegado el momento de mi oportunidad con la compra de toda mi obra por parte de una importante mecenas del Arte mundial que iba a ponerla en circulación, la traidora vendió a otro pintor usándome de cebo. Desaprensivos los hay en todos lados y me han quitado las ganas de seguir creando en lo pictórico. No así en el caso de Vila con la escritura.

Llevo escritos once libros entre ensayos, novelas, poesía y compendio de artículos. Porque te equivocaste en que no publicaría junto a los grandes y paradójicamente no solo escribí con ellos sino que lo hice junto a ti el mismo día y en la misma portada durante dos años. Muy paradójico ¿verdad?

Si ya desde niño llamaba la atención esa manera singular de escribir y hablar, Joaquín Vila se descubrió como un facineroso capaz de falsedades que no iban a avergonzar públicamente un carácter abusador que debe de ser tónica general de su encumbramiento profesional.Ya ves, alguien que no ha sido capaz de escribir ni un solo libro, porque le habrá bastado estar bien arrimado y apartar a la competencia en un momento dado, crucial. 

Mi calidad no pasaba desapercibida, tanto que uno de los mejores empresarios-que ganó con ingenio más dinero él solo que todos los catedráticos de este país juntos-, contra el que conspiraron tramposamente numerosos ladrones honorables de este país de mentira, me pidió encarecidamente luchar a su lado en una batalla social sin precedentes contra la injusticia-una batalla que aún no ha culminado en la espera de ver los resultados de un trabajo ingente y heróico del que soy peso específico al menos en la valentía y la resolución frente a toda adversidad-. Advirtió en mí las aptitudes que no había visto jamás en nadie, según decía sin dejar de despertar ese recelo y esa nefanda envidia de sus más allegados mediocres.

Quizá lo sucedido en El Imparcial.es tenga que ver con esos enemigos que me he creado por seguir los designios de mi conciencia batallando por erradicar un drama social y defender frente a la flagrante injusticia a un hombre desconocido y tergiversado en su obra e intención humanista. Muchos parásitos fueron invitados al festín del expolio delictivo de su patrimonio para que no hubiera justicia elemental que descubriera una de las tramas más vergonzantes de nuestra histriónica democracia, cuyos altivos miembros son solo farsantes disfrazados de respetabilidad. Yo estoy en los antípodas de esas falaces y dañinas apariencias por cuestión de integridad personal allá donde muchos otros la han perdido.

La intuición no me fallaba porque al lado de este gran empresario y financiero tan injustamente vilipendiado tuve ocasión de tratar-de tú a tú con los galones de general que me otorgó en su representación-con lo más influyente y granado de esta sociedad, para descubrir la inconsistencia de lo aparente y el engaño de las supuestas virtudes públicas que presumen ante la ignorancia social que desconoce cómo se mueven los hilos que representa esta marioneta manipulada en que se ha convertido España. Supongo que el resto del mundo funciona igual de falso en los más altos niveles. Desgraciadamente.

En este país no se perdona enfrentarse a la hipocresía que lo ha hecho fatalmente posible con un espejismo a conveniencia de supuesta civilización y fallida moralidad.

Ahora que has traspasado el umbral de este incierta y equívoca vida, seguro que sabes mucho más que las elementales sabidurías mundanas tan innecesarias para el verdadero propósito de esta existencia: entre tanto espejismo sembrar con buenas obras y méritos el proceso de evolución espiritual que da sentido a tanta sinrazón. Así espero que además de tus premios terrenales te hayas llevado otros que aquí carecen de importancia siendo esenciales allá donde todos vamos.

Me gustaría que Luis María Anson supiera también que son las acciones del alma  las que se llevará abandonando todo lo efímero en el olvido de las aclamaciones terrenales. Por su bien, así lo espero pese a la confusa apariencia. De Vila no hay esperanza en que me equivoque. Esa cara le delata, como la mirada y las actitudes de sus insidiosas acciones.

Descansa en Paz, Alejandro,  pues ochenta y dos años es largo proceso que espero hayas aprovechado como mejor podías haberlo hecho. Fue un placer ver mis columnas junto a las tuyas. Cumplimos los dos a nuestra manera y a mí, si Dios quiere,  aún me queda por decir.

jueves, 21 de enero de 2016

Nueve años de un hipócrita El Imparcial.es: celebrando el aquelarre



 El infierno está de fiesta. Hoy El Imparcial.es, paradigma de hipocresía que guarda las apariencias, cumple nueve años.

Escribí durante dos años, con mis columnas posicionadas en primeros lugares de internet, borradas miles de valoraciones de Facebook y Twitter, sin cobrar un solo euro, soportando un detestable mobbing para finalmente echarme sin justificación ese director de cara y alma pétrea apellidado Vila. Sin saberlo, había tomado contacto con algo muy parecido a una secta y los daños derivados de un trato con gente extraña, oscurantista y traicionera.

http://guarradaelimparcial.blogspot.com.es/2016/01/quien-barre-la-casa-en-el-imparcial-se.html 

  A saber cómo y de dónde se ha nutrido un periódico digital que ha demostrado ser incapaz de practicar una decencia elemental en el desempeño profesional y personal. Gente de ideas orteguianas que ¿estarán pensadas con el cerebro rastrero asentado en la poltrona del enriquecimiento deshonesto, de la explotación miserable y del parasitismo más evidente? Ese no era ni de lejos Ortega y Gasset.

 Cerebros que no sirven para mucho como beneficio social pero sí como lucro de las más arbitrarias componendas que puede llevar a cabo gente sin conciencia, sin vergüenza, sin un ápice de cabal y esmerada practicidad, aunque solo fuera por parecer honrados. Ni se molestan en fingir que no son honorables. No solo parecieran sabios discurriendo en el escenario teatral de la hipocresía sino que recapacitaran abochornándose de la detestable imagen de la deshonra que se transmite a través del director y un complaciente presidente. ¿No hay vergüenza ni sentido del honor?

Nueve años de un proyecto hipócrita siguiendo los antecedentes orteguianos muy lejanos de esta burda obra academicista, en cuanto a lo moral, por parte de patanes que no saben, ni siquiera conocen, el conocimiento de la honradez, de la honestidad, de la sinceridad en los actos y la conciencia en el desarrollo del pensamiento. Mucho ruido y nada de nueces.

http://snip.ly/dCQn#http://www.elimparcial.es/

¿Qué es el conocimiento para estos cínicos? Una bastarda vertiente intelectual que ha degenerado en la codicia, la avaricia imperante, el recelo envidioso y la vulgaridad revestida de elegante boato que dificulta atisbar la verdadera imagen de repulsión que expele como un tufo consistente tanta honorable mentira.

Deshecho en elogios, Anson puede incluirse en el retrato del cinismo que tan diligentemente desarrollan desde El Imparcial.es al que Ortega haría ascos preguntando a los herederos de su obra: ¿de dónde se sacan las escasas y limpias ideas de la apariencia honorable, si el culo lo tenéis ocupado constantemente con diarreicas falacias? Arteros consumidores de avaricia sin fondo.

Lo realmente meritorio no son nueve años en que un periódico de hipócritas sigue subsistiendo aprovechándose del trabajo ajeno, sino que sigan existiendo los hipócritas respetados por mucho que demuestren la falsedad en el proyecto que llevan a cabo. Ya dijo Jesús que este es el orbe del Príncipe del Mundo, el demonio, así de bien les marcha a los acólitos de estas causas falsas como malignas. A sus anchas.

Que el demonio os premie los servicios prestados para que este mundo se vaya a la mierda con ejemplos como el vuestro. Cuidado porque si se desmorona puede que os pringue y os ensarten con el tridente, diablos. Ganas no faltan.

Así, sin honestidad ni honra, con explotación y parasitismo, aprovechándose de gente íntegra y echando una cara granítica tipo Vila, así celebra aniversarios hasta el proyecto más liberticida.

Cumpleaños feliz, farsantes.

Premio al mejor Teatro: Luis María Anson

 

Se lo merece. Nadie como él sabe escenificar con gran realismo la dignidad, la decencia, la honorabilidad y la honestidad como presidente de El Imparcial.es. 


Pronto se va a fallar el X Premio Valle-Inclán de Teatro. En un jurado compuesto por insignes hombres de la Cultura no podía faltar el Presidente de El Cultural de El Mundo, Luis María Anson. De hecho este premio no deja de promocionar al ilustre Premio Príncipe de Asturias de Humanidades quien, a modo de avezado malabarista, sigue moviendo gran cantidad de platos para epatarnos con frenesí inagotable, como el ego, con sus virtudes profesionales... antes de irse directo hacia la tumba donde reflexionar sobre las altas miras personales y no tan altos méritos espirituales. Polvo somos y en polvo nos convertimos.

¡Qué triste decepción hubo por el hombre real!, no así por el interesante análisis sobre la  falsedad, al más alto nivel, que ha surgido descubriendo un actor de innegable talento.

Siguiendo esa dinámica de honestidad que tan maravillosamente desempeña de cara a la galería, el presidente de El Imparcial, de El Cultural de El Mundo, presidente del teatro esforzado de la honradez y la honestidad, presidente de la diligencia moral y de la virtud humanista; presidente así lo presida todo, no puede premiarse a sí mismo al ser jurado, ¡mecachis!; pero ha de sentirse muy orgulloso de su actuación como hombre emblemático de la dignidad personal, del ejercicio de la profesión periodística sin tacha, del sublime enaltecimiento del ego, ¿ obviando ciertas premisas morales que en tan excelsa altivez  son perfectamente prescindibles?... ah, vaya con el señor. Todo un premiado muy aparente al que estudiar concienzudamente.

De un hombre del teatro real de la vida protagonizándose a sí mismo no es fácil saber qué es lo auténtico de él, pero una virtud de grandeza así de simulada merece su premio. Quizá sea entregado cuando el nominado tenga que dar cuentas pasado el itinerario terreno del triunfalismo a cualquier precio.

http://guarradaelimparcial.blogspot.com.es/2015/12/el-imparciales-aconsejar-sobre-el-paro.html 

Es una lástima que el periódico digital no se haya presentado siendo tan teatrero en disimular la carencia de honestidad. El mejor teatro lo dirige Joaquín Vila en El Imparcial.es donde día a día se escenifica el esperpento de la honorabilidad, vertiendo moralistas argumentaciones esos egregios opinadores tan poco dados a mostrar ejemplo de lo que dicen.

Puro teatro que debería ser premiado con el ilustre Anson al frente, por saber actuar con tan aparente grandeza profesional ocultando la misérrima conciencia  tras el espeso telón de la hipocresía. 

Bravo, caballero de tan alto plumero. Bravo.

miércoles, 20 de enero de 2016

Anson, de la Real Academia de la Lengua Sueca



Anson equivocó su lugar de nacimiento. Debería de haber sido sueco. Se le da tan bien hacérselo que parece consustancial a su carácter de triunfador. Mala honra habría en el balance de su vida si para llegar donde está hubiese actuado de la misma manera que ha hecho conmigo sin el menor escrúpulo o recelo moral.

No pagar por el trabajo ajeno es algo que solo hacen los aprovechados que se embolsan dineros a base de esquilmar lo que corresponde a otros. Estas actuaciones son de siempre rastreras e inevitables pero se convierten en más repugnantes si las practica aquel que habla de dignidad, honor, honestidad y honradez exigiendo a los demás  respetabilidad a la que él mismo renuncia. Una hipocresía así de nauseabunda solo está al alcance de los más taimados cínicos.

Anson es un presumido erudito que no puede alardear, con estos comportamientos vergonzantes,  de honras sencillas como cumplir con un compromiso, ser ecuánime y justo, además de conducirse con las virtudes inherentes que se suponen a un Premio Príncipe de Asturias de Humanidades, ni más ni menos.

Él parece ser miembro honorario de la Real Academia de la Lengua Sueca cuando se le pide una muestra de decencia, humanidad y honradez que brilla por su ausencia. 

Por la cara de Joaquín Vila era de esperar una reacción de bajeza instintiva como es el abuso y la cobardía. Inesperado fue que lo secundara el ínclito Luis María Anson, quien me ha demostrado poca maestría en lo digno y mucho entendimiento sobre la actuación ruin que prescinde de la honestidad.

sueco2, ca.
(Del lat. soccus, tronco, tocón).
hacerse alguien el ~.
1. loc. verb. coloq. Desentenderse de algo, fingir que no se entiende.

Real Academia Española © Todos los derechos reservados

Luis María Anson es un sueco españolizado o un español que anda haciéndose el sueco. De sueco tiene mucho en la definición de la RAE pero muy poco de español en la dignidad si calla ante las injusticias más flagrantes y perniciosas para esta sociedad nuestra, tan necesitada de verdaderos hombres genuinamente íntegros que no escurran el bulto cuando se les pide compostura decente y disposición de rectitud.

martes, 19 de enero de 2016

Anson y el honor hecho a la medida

  
Para algunos el honor es un traje hecho a medida, una virtud prefabricada que se paga por la influencia y la reputación sin importar cómo se ganan.

Es un honor confeccionado por un sastre infame y comprado, alérgico a la regla moral y afecto al dinero que se le paga sin mirar la mano que lo da. Es honor mancillado pero elegantemente disfrazado que podría desgarrarse en un segundo si se supiera cuál es la dimensión de la verdadera dignidad que no alcanza. Porque gente como Anson quedaría al descubierto si hubiese honra en una sociedad tan engañada. Eso sucedería en un país caracterizado por la integridad, pero no es el caso allá donde se mire. Estamos acostumbrados a observar con indiferencia los males de una convivencia hipócrita y complaciente con la injusticia.

  Entiendo el porqué de tanto desastre contemplando los encumbrados y a la vez desconocidos hombres influyentes de nuestra sociedad. Si Luis María Anson es el paradigma periodístico e intelectual de España, es obvio que con semejante ejemplo para tantos profesionales hayamos caído tan bajo en un país que ha extraviado su honra. Tan perdida como los actos de Anson delatan en la auténtica esencia de una profesionalidad y ética personal tan extraña. 


  La distracción moral siempre sale a cuenta en un país de mentira donde nadie es quien parece ser. Una auténtica farsa con respetados ciudadanos que disimulan la carencia de principios y valores por los que falsamente abogan en sus discursos de cara a la galería.
 
Alguno medios de comunicación en España están regidos por intereses acordes con el grado de beneficios que ha devengado durante décadas estar favoreciendo a cualquier poder en sus muchas vertientes. Dicen que Luis María Anson ha sido un experto en arrimarse a la influencia buscando excelsos favores a cambio de discretas traiciones. Él sabrá acerca de su conciencia; en lo que a mí respecta ha demostrado ser un individuo sin palabra, lisonjero en la traición y ausente en la oportunidad de la honra personal.

A Anson se la ha quedado estrecho el traje del honor de tanto lavarlo para que parezca impoluto, aún moviéndose entre esas suciedades proclives al espacio de influencia en que uno ha de evolucionar para acceder a las mieles del triunfo, hoy tan agrias.

Un modo de ser que repercute opíparamente en la economía de tantos y en una reputación construida a base de manejar los cambalaches de los bajos fondos políticos como si España fuera un mercado persa...

No me extraña que nuestro pobre país esté hecho unos zorros con semejantes guías de la intelectualidad y dechados de virtud moral que nos han conducido durante décadas hasta la hecatombe actual.